
23 Jun Nude is the new black
Estar moreno ya no es lo que era, al menos aquellos morenos carbonizados o esas tonalidades casi anaranjadas que años atrás anhelábamos y eran el deseo de cualquiera para lucir “buen color” durante todo el verano a la más mínima. Atrás quedan aquellos años en los que en el instante en el que aparecían los primeros rayos de sol sentíamos la angustia del momento de mostrar nuestras blancas piernas curtidas por la sombra de todo el año y pasábamos drásticamente a permanecer jornadas enteras bajo el intenso sol de mediodía o prácticamente tomábamos la siesta en el solarium más cercano.
Atrás quedan aquellos veranos en los que pasábamos el día durante jornadas enteras bajo el intenso sol de mediodía o prácticamente tomábamos la siesta en el solarium más cercano.
El bronceado (no el moreno quemado) es bonito en términos estéticos y beneficioso en cuanto a los de salud se refiere. Son muchos los beneficios que el sol aporta al cuerpo humano siendo este una gran fuente de bienestar, energía y salud, pero en muchos casos es suficiente con el que tomamos simplemente al caminar por la calle, en cualquier caso, siempre es recomendable hacerlo con protección solar. Pero también es cierto que, en exceso como sucede en algunos casos, puede provocar grandes riesgos y muchas campañas publicitarias se ocupan cada vez con más frecuencia de informar de ello. Estar “quemado” es algo que ya se percibe, no solo como desfasado, sino que transmiten la imagen de una persona descuidada y que no se preocupa por su bienestar. Es cierto que vivimos en una sociedad que, en general, da una mayor importancia al aspecto estético que al saludable y todo eso va unido a la escasez de tiempo del que cada vez disponemos, motivo por el cual afloran las técnicas de bronceado express como los solarium o los autobronceadores.
Estar “quemado” es algo que ya se percibe, no solo como desfasado, sino que transmiten la imagen de una persona descuidada y que no se preocupa por su bienestar.
Asociamos la cantidad de moreno a cantidad de vacaciones, tiempo libre para tomar el sol pero, si nos remontamos al pasado, en la aristocracia tener la piel blanquecina (a diferencia de la tendencia de los últimos años) siempre fue mucho más preciado, pues era sinónimo de pertenecer a un estatus alto; de belleza, riqueza y refinamiento. La piel morena se asociaba a la plebe, a aquellos que estaban trabajando a intemperie sin protección alguna para poder comer e incluso se les identificaba como esclavos y, por tanto, se evitaba conseguir que la piel se oscureciese. Esta moda de broncearse llegó en el siglo XX, debido a las recomendaciones terapéuticas y diversos estudios novedosos que hablaban de sus beneficios. Aún así, la alta sociedad tardó en adoptar el estilo imperante de piel bronceado hasta que Coco Chanel y Joséphine Baker fueron las que lo popularizaron durante los años. Seguidamente, y debido a este auge por broncear la piel, llegarían las primeras cremas bronceadoras y, poco a poco, fue implantándose como parte del canon de belleza, de los gustos y las preferencias estéticas.
La alta sociedad tardó en adoptar el estilo imperante de piel bronceado hasta que Coco Chanel y Joséphine Baker fueron las que lo popularizaron durante los años.
Si hablamos de la pasarela o las celebrities, lo que se lleva ahora es, por encima de todo, las pieles naturales y pálidas en una clara vuelta a los tiempos pre-Coco Chanel. Si bien es cierto que se buscan determinados tonos (especialmente cuando se trata de mostrar lencería o ropa de baño), la tendencia es lucir tonos de piel suaves, claros y que son sinónimos de saludabilidad y cuidado. Atrás quedan ya esas pieles carbonizadas por el sol que evocan una piel deshidratada y quemada. Así, se está volviendo a un nuevo paradigma de tonalidades naturales y suaves en contraposición a aquellos tonos tan tostados demostrando así que la palidez no está reñida con la belleza. Los lemas, ya no solo los cánones han cambiado y la tendencia es protegerse y defenderse del sol. En definitiva, y como solemos decir, mostrarse natural es, por encima de todo, lo más adecuado y bello para lucir y sentirse bien.
Se está volviendo a un nuevo paradigma de tonalidades naturales y suaves en contraposición a aquellos tonos tan tostados demostrando así que la palidez no está reñida con la belleza.